martes, 6 de diciembre de 2011

26 añitos (Parte II)

Ese recuerdo de llegar a un gran salón, un gran salón vacío que vi con tres años y que nos enseñaba un tipo que se parecía a Felipe González. Los recuerdos a veces se fuerzan, otras, sin embargo, surgen a través de sensaciones. Vivencias algo que te evoca un momento de tu vida. Pues ayer forcé ese recuerdo, pero hoy lo he revivido, parece lo mismo, pero no lo es. Hemos vaciado toda la casa, ha sido el día de la mudanza definitiva, y hemos vuelto a contemplar ese gran salón, un gran salón y vacío, tal y como lo vimos hace 23 años.

En un momento he instado a Javier a asomarnos por última vez al balcón. Y ahí nos han vuelto a brotar recuerdos por sí solos. Nos hemos visto a nosotros mismos quince años atrás jugando a los coches, cada uno decía una marca y contábamos los coches que pasaban por nuestra calle con esa marca, ganaba el primero que llegaba a diez. A veces elegía Porche, qué tonto era. Ah, sí, también me he visto a mi mismo escupiendo en el techo de los coches que salían del garaje.

Y no sólo juegos me vienen a la memoria. Esos cumpleaños en los que 5 o 6 desalmados de mi colegio venían a casa a desordenarme todo. No era divertido. Nunca fui muy de jugar con niños de mi edad, era más feliz con los juegos de mis hermanos. Tuvieron que madurar ellos con el tiempo para adaptarse a mí.

Al escribir lo de ayer en facebook surgieron más cosas, entre los tres hemos ido recordando más juegos de nuestra infancia/adolescencia. Como supermítico hay que destacar el de los garbanzos, consistente en contar los garbanzos negros que le tocaban a cada uno en el cocido, al que le tocaran más ganaba. Curiosa manera de resignificar el concepto de "garbanzo negro". Este juego murió con el progreso de la manufacturación de los alimentos, porque, joder, ya no hay garbanzos negros, normal que los niños no desarrollen su imaginación. Aquí los vacíos legales eran frecuentemente utilizados, "yo llevo dos garbanzos ya, pero me los he comido", "no, no vale, hay que dejarlos en el borde del plato", "no, eso no lo vale, es un garbanzo rodeado de un trozo de espinaca, tramposo".

Igual que ayer decía juegos en los que sólo participábamos Sergio y yo, tonto de mí, los ha habido también de jugar sólo con Javier, como el gran "Songo'o". Era la época del SuperDepor, donde emergió la figura de su gran portero. Ahí nos basamos los dos hermanos menores para desarrollar una competición aséptica, sin fisuras alegales, diversión intrampeable, dejamos fuera de la Comisión a Sergio. Básicamente consistía en que yo me ponía de portero siendo la puerta de la terraza la portería y Javier me tiraba faltas o penaltis -daba lo mismo-. Lo gracioso de recordar no es tanto el juego en sí, sino los destrozos que provocamos en jarrones y plantas. Pero hicimos un trabajo muy fino de recomposición, pasando la aspiradora y dejándolo todo en orden antes de que llegaran nuestros padres. Genios.

El "Hotel", donde nos matábamos por adquirir el President, pero al final, con esfuerzo, podías liar destrozos siendo el dueño del Fujiyama y del Waikiki. No obstante todo eso daba igual, al final siempre ganaba el que manejaba la banca, que nunca era yo, claro. Donde sí que volaban las trampas era en el Risk, las fichas iban de un lado para otro y era imposible ya saber dónde iba cada uno. Y el Stratego, que puedo decir que es el ÚNICO juego de todos en el que he sido incapaz de ganar a Sergio, y lo peor es que no puedo afirmar que hiciera trampas, lo puedo sospechar, pero lo único que sé es que una noche dedicó muchas horas a depurar una táctica infalible, no sé cómo cojones lo haría, pero era absolutamente imposible ganarle.

Y el Ping-Pong en la mesa de cristal de salón, donde la red era un tejido de ganchillo que se sujetaba de silla a silla. Nunca nos hizo falta un gran desembolso económico para jugar a nada, y para qué engañarnos, hemos salido muy creativos e inteligentes, lo digo por si estáis a tiempo de fomentar estas formas de jugar con vuestros hijos. Confío en vosotros.

Hay mucho más, pero lo más mítico ha sido esto. Quizá debería seguir escribiendo sobre otras cosas, otros recuerdos de la casa y de Móstoles que no tienen nada que ver con juegos. Me gusta la saga esta de 26 añitos, no será muy popular, pero es amor puro. Nos vemos en la Parte III.

1 comentario:

  1. Me encantan esos recuerdos que tambien son un poco mios....sigue escribiendo por favor.

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