Sí, lo sé. El prólogo lo suele escribir algún escritor de relumbrón, que suele coincidir que es amigo del 'prologado'. Pero yo, entre que las ganas de publicar las tenía ahora, y que no quiero molestar a la inmensa cantidad de escritores que conozco, me voy a convertir en el prologador prologado, valga la redundancia por supuesto.
Siempre que he escrito algo me gusta buscar una imágen que lo relacione. Dicho y hecho. Google -> 'prólogo' -> voy a tener suerte. Lo que ha salido no es digamos...el prólogo que todos tenemos en mente. De hecho aún estoy debatiendo conmigo mismo si es el protector genital de Nacho Vidal o una pala de padel nivel avanzado máximo.
El caso es que me he lanzado a escribir un blog 6 años después del último. Han cambiado mucho los tiempos blogeros. Ahora son todo enlaces, gadchets y facilidades. Esto ya no es lo que era... ¿Qué se dirá de los blogs y las redes sociales dentro de 50 años
¿Y por qué me he decidido a hacerlo? Porque quizá me encuentre en un momento satisfactoriamente maduro de mi vida en el que creo que me pasan cosas lo suficientemente interesantes como para ser blogueadas. Y no sólo cosas que me pasan. En los últimos tiempos me he convertido en un opinador nato, sin filtros además. Opino absolutamente de lo que me dá la gana y con la subjetividad que a mí me da la gana. Con los años le he ganado algún que otro pulso a la vida y he perdido parte de la ingenuidad del niño que me niego a que salga del todo de mi ser.
También tengo que destacar que no me avergüenza opinar o hablar de lo que sea, así que lo mismo estoy criticando a la clase política del sistema capitalista, como estoy comentando que un concursante de Gran Hermano tiene el pitoduro. No discrimino, no tengo filtros. Lo que pasa por mi cabeza...lo vomito.
Así que os emplazo a otro momento en el que me apetezca empezar a contar algo. Puede ser que comente algo de la jornada futbolistica de mañana, como lo mismo me cago en la madre de Charles Darwin por haber llevado la evolución al punto en el que te salen una muelas, mal llamadas del juicio, que te traen por el camino de la amargura.
Imprevisibilidad pura y dura. Fijaos que lo mismo hasta ni vuelvo a escribir.
Un saludo.
Ten cuidado con darwin que es mi heroe de hecho mi hijo se llamara charles albert martin jejejejejeje me alegrara leerte en el mundo bloguero y si me lo llegas a pedir te hubiese prologado encantado.............
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