lunes, 25 de abril de 2011

Érase un estruendo

¿Recordáis cuando escribí "Érase un suicidio"? Allí nos quedamos con el calentón de que hubiera un suicidio en mi Comunidad de Vecinos. Hoy ésa historia ha podido completarse.

Lunes, 25 de abril de 2011 (22.10)

Una cena tranquila habíamos pedido Irene y yo: pato a la naranja, un rollito de primavera y fideos chinos. Nada hacía presagiar lo que estaba apunto de suceder. En una engullida de tantas de un trocito de pato a la naranja comienza a escucharse un ruido, en su primera fracción de segundo era un ruido normal, bien podría ser La Loca en sus habituales zapateaos nocturnos o en un más que probable traslado de muebles que acostumbra a realizar por la noche, no me preguntéis por qué, cosas de locas.

Pero el ruido no fue sólo una fracción de segundo, iba increscendo y en el siguiente compás ya se pudo oir el chasquido de un cristal, a éste le siguió otro y a éste otro uno más y cada vez más fuerte, así sucesivamente durante cuatro o cinco segundos que a mí me parecieron semanas.

El primer pensamiento fue rápido, parece descabellado, pero no hace falta que os ponga en antecedentes de la fauna y flora que puebla mi edificio, ¿verdad?
-Hostia tú, La Loca, que se ha tirao...
-¿Qué dices?-respondo yo, dando perfectamente crédito a la afirmación de mi compañera de cena.

Prestos y veloces nos asomamos al patio y, en contra de mis deseos más sádicos, profundos y, por qué no, sinceros, La Loca no se había tirado. El panorama que me encontré fue éste:


La colección de tarros y botellas de cristal que perfectamente habían ido acumulando mis padres durante lustros y que religiosamente habían decidido mantenerse intactos y en un equilibrio que bien habría firmado la mismísima Nadia Comaneci en sus tiempos mozos, yacían en el suelo del patio, en una entropía máxima. Creedme que desde hoy estoy tremendamente solidarizado con la catástrofe de Japón. El mundo se me vino encima.



Claro, ahora te pones a pensar y se te pasan por la cabeza cosas como por qué a tu padre, cuya frase más célebre y repetida es "el buen guerrero se prepara en tiempo de paz", se le ocurrió poner en el patio, a expensas de luces, sombras, lluvias, nieves y gritos y desvaríos de La Loca, dicha colección cristalera. Era obvio, pasado el tiempo esa madera decidió que ya había cumplido su función, lo había dado todo durante años en una posición que no era la suya. Pepe se habría adaptado a cualquier posición, ella no, ella es de salón, de habitación, quería cariño y se lo dejamos de dar. La venganza de la estantería.

Como os decía, bien habría preferido que fuera La Loca la que se hubiera lanzado desde el piso de arriba. Hay cuatro metros de distancia, obviamente no hubiera muerto, sino que habría caído a plomo, resultando ilesa y, entonces, la habría obligado a recoger a ella el desaguisado que acababa de provocar. Pero no, que no, que éso no ha sucedido, así que tuve que hacer acopio de mis más afamados eslóganes y me puse manos a la obra: A TOPE, SIEMPRE A TOPE.


Y aquí me tenéis, ya feliz, habiendo barrido todo el cristo, nunca mejor época para decirlo, que se había liado.

Vaya tela, la maldita estantería, la maldigo a ella, maldigo a mi padre por colgarla a la intemperie, y maldigo a la loca de la vecina por no haberse tirado.

Que no se vuelva a repetir.


2 comentarios:

  1. Pocos sonidos pueden dar mas trabajo que el de cantidades ingentes de cristales rompiendose.
    Antonis

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  2. Tienes una cara de atontao que echa p'atrás. Jódete por lo del Madrid y lo del Granada. A mamarla.

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